Cuando una persona se propone adelgazar entran en juego muchos mitos e ideas preconcebidas que no ayudan en absoluto a tomar decisiones acertadas. Hoy en día, pocas personas creen en las dietas milagro y son conocidos los riesgos de éstas. Comiendo carne de cerdo evitamos las grasas y sumamos en salud.
Para adelgazar, hay que seguir una alimentación variada que aporte al organismo todos los nutrientes necesarios pero menos calorías. La carne de cerdo es una carne magra y cubre un alto porcentaje de las recomendaciones diarias de muchos nutrientes.
La carne de cerdo contiene 2,65g de grasa total por cada 100g.
La carne de cerdo es una de las más consumidas en el mundo pero tradicionalmente ha tenido mala fama debido a falsas creencias populares. Actualmente, muchas publicaciones especializadas en nutrición recomiendan su consumo como parte de una alimentación sana y en dietas de reducción de peso.
El principal mito que afectó al consumo de carne de cerdo es que era "una carne con mucha grasa", algo que es completamente erróneo. Aunque hace años era considerada como carne roja, la Unión Europea la denominó en 2015 carne blanca, ya que se trata de una carne magra y con un contenido más bajo en grasas que el de la ternera o el cordero. La carne de cerdo solo contiene 2,65 g de grasa total por cada 100 g, con 1,1 g de ácidos grasos monoinsaturados y 0,65 g de ácidos grasos poliinsaturados, es decir, de grasas buenas.
La propiedades de la carne de cerdo se parecen mucho a las del pollo. Está compuesta por fibras blancas, lo que la hace más tierna al masticar y más digestiva.
Es una fuente de proteínas de calidad, con un 40% de aminoácidos esenciales fundamentales para formar, mantener y reparar los tejidos de nuestro organismo, músculos y huesos, algo fundamental si se practica deporte con frecuencia.
Destaca también por su contenido en minerales, especialmente en hierro, zinc, fósforo, sodio y potasio, muy recomendable para evitar anemias. En cuanto a las vitaminas, en el cerdo predominan las del grupo B. Concretamente hay que señalar el alto contenido de B1 y de B12, B6, niacina y riboflavina. Todas ellas son fundamentales para un buen funcionamiento del sistema nervioso e inmunitario.
Al ser una carne magra, y estando casi toda la grasa bien localizada, cada persona puede elegir los cortes de carne de cerdo que más se adapten a sus necesidades nutricionales. Destacan especialmente el lomo y el solomillo, piezas muy tiernas y versátiles de las que se puede separar prácticamente toda la grasa visible con facilidad. Por este motivo, son adecuadas para la dieta de los deportistas, que busca sobre todo proteínas con el aporte mínimo de grasas saturadas.
La revista online Vitónica, una de las más veteranas y valoradas de este sector, señala numerosos estudios que certifican que la carne de cerdo es un carne naturalmente magra, muy rica en nutrientes, vitaminas y minerales, adecuada para cualquier dieta. Además, cerca del 70% de la grasa del cerdo es subcutánea, por lo que se puede extraer con facilidad, siendo muy adecuada en dietas hipocalóricas.
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