Pan, queso y jamón. Estos tres ingredientes, combinados de la manera más sencilla, dan lugar a uno de los bocados más consumidos en una sociedad en la que el tiempo manda.
Se trata del sándwich mixto, un bocadillo de fácil preparación que puede sacarnos de un apuro. Eso sí, “fácil” no significa que “todo vale”, porque preparar uno de calidad tiene su miga, nunca mejor dicho.
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Sandwich Mixto, que se celebra hoy 12 de abril, recuperamos la historia de este sabroso invento gastronómico.
Aunque existen diversas teorías sobre su procedencia, el origen de este comida data del siglo XVIII y se asocia a las manías del aristócrata inglés John Montgu, conde de Sándwich, ciudad al sureste de Inglaterra, y gran aficionado, por no decir adicto, a las cartas. Según cuenta la leyenda, el conde pedía que a la hora de la comida le sirvieran los trozos de jamón entre dos panes para poder seguir jugando sin ensuciarse las manos.
Aunque probablemente esta mezcla ya se tomaba antes, los ingleses, orgullosos de su “invento”, consideran el sandwich de jamón y queso uno de los acompañamiento más típicos que se sirven en la tradicional hora del té.
El nombre de “mixto” parece proceder de Cuba y fue acuñado por los estadounidenses que durante la primera década del siglo XX visitaban la isla. En los años 50, el nombre saltó a España.
Sin embargo, en Europa ya existía una versión previa en Francia. En la carta de un café de París ya se ofrecía en 1910 un bocadillo caliente de jamón york y queso llamado croque-monsieur (señor crujiente), este bocata está cubierto con bechamel y horneado, lo que permite diferenciarlo de lo que conocemos como “mixto”.
En España hay una sola versión del sándwich y está compuesta de pan de molde tostado, queso y jamón york, untado en un poco de mantequilla y pasado por la plancha. No obstante, existen dos maneras de llamarlo. En Cataluña al “mixto” se le conoce como “bikini”, un nombre que no guarda ninguna relación con el bañador femenino, sino con el nombre de la sala de baile barcelonesa Bikini. El local, abierto en la avenida Diagonal en 1953, contaba con dos especialidades: un minigolf y un bocadillo de la casa. La discoteca y su plato estrella se pusieron tan de moda que los ciudadanos comenzaron a pedir “un bikini” en los bares y restaurantes de la ciudad. Ahora, pedir un “mixto” en la capital catalana es una rareza.
Deja tu comentario