Febrero es un mes donde el frío sigue presente y se buscan recetas reconfortantes, pero también es un mes asociado con el romanticismo. Por eso, esta receta combina lo mejor de ambos mundos: un plato cálido, sofisticado y con un toque especial para sorprender a cualquier comensal. La combinación del solomillo de cerdo con la intensidad del vino tinto y la profundidad del chocolate negro crea una armonía de sabores perfecta para una cena especial.
Ingredientes (para 4 personas)
Para el solomillo:
- 1 solomillo de cerdo (aproximadamente 500 g)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sal y pimienta negra al gusto
- 1 diente de ajo finamente picado
- 1 ramita de romero o tomillo fresco
Para la salsa de vino tinto y chocolate:
- 200 ml de vino tinto de buena calidad (mejor si es afrutado)
- 1 cucharada de miel o azúcar moreno
- 50 g de chocolate negro (mínimo 70% cacao)
- 1 cucharada de mantequilla
- ½ cucharadita de canela en polvo (opcional)
- Sal y pimienta negra al gusto
Preparación
1. Sellado del solomillo
Antes de comenzar con la cocción, es importante que el solomillo esté a temperatura ambiente. Para ello, se debe sacar del refrigerador al menos 30 minutos antes de cocinarlo.
Se comienza secando bien la pieza de solomillo con papel de cocina, ya que la humedad en la superficie puede dificultar un buen sellado. Una vez seco, se sazona generosamente con sal y pimienta negra por todos sus lados.
En una sartén grande o en una cazuela de fondo grueso, se calienta el aceite de oliva a fuego medio-alto. Cuando el aceite esté bien caliente, se añade el diente de ajo picado y se deja que suelte su aroma durante unos segundos sin que llegue a dorarse en exceso, ya que podría amargar el plato.
Se coloca el solomillo en la sartén y se dora durante aproximadamente tres minutos por cada lado. El objetivo de este paso no es cocinar la carne por completo, sino sellarla para que conserve sus jugos en el interior. Debe formarse una costra dorada en la superficie.
Cuando el solomillo esté bien dorado por todos sus lados, se añade la ramita de romero o tomillo, que aportará un aroma extra a la carne. Se deja infusionar unos instantes y luego se retira la carne del fuego, reservándola en un plato para incorporarla más adelante a la salsa.
2. Elaboración de la salsa de vino tinto y chocolate
En la misma sartén donde se selló el solomillo, se vierte el vino tinto a fuego medio-alto. Es importante raspar con una cuchara de madera el fondo de la sartén para desprender los restos caramelizados de la carne, ya que estos aportarán profundidad de sabor a la salsa.
Se deja que el vino hierva durante aproximadamente dos minutos para que el alcohol se evapore parcialmente. A continuación, se agrega la miel o el azúcar moreno y se remueve bien para que se disuelva completamente en el líquido.
Cuando la salsa haya reducido un poco, se baja el fuego y se añade el chocolate negro troceado en pequeños pedazos. Se remueve constantemente con una cuchara de madera hasta que el chocolate se funda completamente en la salsa.
Para darle una textura más aterciopelada y un brillo especial, se incorpora la mantequilla, mezclando hasta que quede bien integrada. En este punto, se puede añadir una pizca de canela en polvo para darle un toque especiado, aunque este ingrediente es opcional.
Se prueba la salsa y se ajusta la sazón con sal y pimienta negra al gusto. La salsa debe tener un equilibrio entre el dulzor del chocolate y la miel, la acidez del vino y el ligero amargor característico del cacao.
3. Cocción final del solomillo
Cuando la salsa esté lista, se reduce el fuego al mínimo y se reincorpora el solomillo a la sartén. Se cocina a fuego bajo durante unos cinco a siete minutos, bañándolo continuamente con la salsa para que absorba todos los sabores.
Si se prefiere una carne más hecha, se puede prolongar la cocción un par de minutos más, pero es recomendable evitar un cocinado excesivo para que la carne se mantenga jugosa.
Transcurrido el tiempo de cocción, se retira el solomillo de la sartén y se deja reposar durante al menos cinco minutos antes de cortarlo. Este paso es fundamental para que los jugos de la carne se redistribuyan y el resultado sea una carne tierna y jugosa.
4. Presentación y acompañamientos
El solomillo se corta en medallones de aproximadamente dos centímetros de grosor y se dispone en los platos. Se salsea con la reducción de vino tinto y chocolate, asegurándose de cubrir bien la carne sin excederse para no opacar su sabor natural.
Este plato se puede acompañar con varias opciones, dependiendo de la ocasión. Algunas sugerencias incluyen:
- Puré de patatas cremoso, que combina perfectamente con la salsa.
- Verduras asadas, como zanahorias, calabacín o espárragos, que aportan frescura y color al plato.
- Una ensalada de rúcula con nueces y queso de cabra, que proporciona un contraste de sabores y texturas.
Consejos y variaciones
- Para una versión con un toque más especiado, se puede añadir una pizca de chile en polvo o pimienta cayena a la salsa. Esto realzará el sabor del chocolate y le dará un ligero picor que complementa muy bien el dulzor del vino.
- Si se desea un toque más afrutado, se pueden agregar frutos rojos frescos o deshidratados, como arándanos o ciruelas pasas, a la salsa mientras reduce.
- Si no se dispone de solomillo de cerdo, esta receta también funciona bien con lomo de cerdo o incluso con pechuga de pato.
Maridaje y recomendaciones
Dado que la salsa contiene vino tinto y chocolate, la mejor opción para acompañar este plato es un vino con cuerpo y matices frutales. Algunas buenas opciones son un Malbec, un Syrah o un Tempranillo con notas de frutos rojos y especias.
Para quienes prefieren una alternativa sin alcohol, una infusión de frutos rojos o un jugo de arándanos sin azúcar pueden complementar bien los sabores del plato.
Conclusión
El solomillo de cerdo en salsa de vino tinto y chocolate es un plato elegante y sorprendente, ideal para ocasiones especiales como una cena romántica o una reunión con amigos. A pesar de su apariencia sofisticada, su preparación es sencilla y requiere ingredientes accesibles.
La combinación de sabores dulces y salados, junto con la textura suave de la carne, hacen que esta receta sea un éxito garantizado. Prepararla es una forma de salir de la rutina y disfrutar de una experiencia gastronómica única sin necesidad de complicaciones.
Una receta que sin duda conquistará el paladar de cualquier amante de la buena cocina.
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